Como congregación, el pasado mes de Marzo hemos celebrado el bautismo de 11 hermanos que decidieron identificarse públicamente con Cristo, y entregar su vida al Señor.
Damos gracias a Dios por la vida de ellos, que luego de haber sido instruidos previamente en las clases de preparación para bautizarse, accedieron voluntariamente a obedecer este mandato de Jesús: ser sus discípulos y ser bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28:19-20).
Cuando entramos a las aguas bautismales estamos representando la muerte y la resurrección con Cristo (Romanos 6:4), por esto, cuando nuestro pastor y el ministro que lo acompañe, sumergen a los nuevos creyentes en las aguas, se simboliza la muerte y sepultura de la antigua manera pecaminosa de vivir que está en nuestra naturaleza humana. De esta misma forma, cuando los hermanos salen del agua, es simbolizada la resurrección para una nueva vida con Cristo y el propósito eterno que él ha depositado en cada uno de ellos (Colosenses 2:12). ¡Los cielos han sido abiertos para sus hijos!.
¡Gloria a Dios! Felicitamos a nuestros hermanos, muy amados por el Señor, que ahora son miembros de nuestra familia en la fe y de la iglesia de Jesucristo: Ninoska, Danubia, Keint, Edu, Daniel, Otilia, Juan, Wendy, Victor, Yanet y Wilson.